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"La historia de España ha sido secuestrada por una visión simplista"

Eduardo Manzano Eduardo Manzano

Eduardo Manzano / Antonio Pizarro

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

EL AFÁN DE COMPRENDER. Para explicar ‘España diversa’ (Crítica), se apunta que este país tiene un pasado “inasequible a la simplificación”. Una realidad abocada a la mala suerte en tiempos de vídeos de 20 segundos y 280 caracteres. El historiador Eduardo Manzano (Madrid, 1960) nos convoca al otro lado de todo eso al desarrollar las claves de una historia plural y provocadora, documentada e irónica. Manzano es profesor de Investigación en el Instituto de Historia del CSIC y su trabajo se ha centrado en la historia de Al-Andalus y en las implicaciones sociales de la Historia. Su último título se une a otros como La gestión de la memoria o La corte del califa.

-¿Por qué una cuestión aparentemente fuera de primera línea como la historia desata reacciones tan furibundas?

–Eso me pregunto yo todos los días. Creo que se debe a un tema de identidades. La gente busca una identidad de lo que son, de lo que piensan, de lo que creen y, si ven que algo parecido ha existido ya, les confirma un poco.

–’España diversa’ se abre con una pregunta sustanciosa: de qué hablamos cuando hablamos de historia de España.

–España es una cosa que existe, evidentemente. Pero lo que podemos entender es que es un proceso histórico que ha desembocado en lo que hoy conocemos, y que el resultado podría haber sido distinto, y hay que conocer bien lo que nos ha traído hasta aquí. En el pasado ha habido, por supuesto, otras historias de España, que se han escrito desde el siglo X hasta nuestros días. Los conceptos de España también han sido diversos y eso nos ayuda también a darnos cuenta de que lo que hoy tenemos es fruto de un proceso, y que no sabemos qué nos dará el futuro.

–Uno de los clásicos que se dan por hecho, el castellano como conglomerado y seña nacional, no fue así ni en tiempo de los Austrias.

–Los Austrias sabían perfectamente que gobernaban sobre reinos distintos, con lenguas distintas, algo que es muy difícil de homogeneizar. Por eso su proyecto político fue la fe cristiana, que coincide con un momento como la conquista de América: de ahí el peso que tienen las bulas del papa Alejandro, que justifican la conquista con la misión de extender el cristianismo.

–Ese concepto de la fe vertebradora, que tanto asociamos a los Reyes Católicos. Apunta que la expulsión de los judíos pudo deberse al desquiciado ambiente que se había provocado.

–Se ven muy atrapados por el hecho de que se están produciendo muchas conversiones, pero a la vez se subrayaba que muchos conversos podían no serlo. Ahí está el papel de la Inquisición como controladora del fenómeno y, a fin último, como herramienta de dominio.Felipe V llega a sugerir abolirla y su padre le dice que ni se le ocurra, porque es un mecanismo de control social impresionante.

"No se puede tratar el tema de la presencia en América, por ejemplo, obviando el esclavismo"

–Y tanto que costó abolirla. En el primer intento, en las Cortes de Cádiz, hubo un quid pro quo que subrayó el catolicismo como nudo.

–Esta definición de la nación española como católica inspiró las líneas del concordato de 1851 con la Santa Sede, sustituido en 1953. Por él, la educación debía desarrollarse de acuerdo a la doctrina católica. Por eso, cuando en 1931 se apuesta por una escuela laica, la Iglesia reaccionó de forma hostil. El Estado liberal, al contrario de lo que ocurre en otros países, no acaba aquí con la influencia eclesiástica, algo que sólo ha empezado a cambiar en los últimos 40 años.

–Luego está la cuestión de América, entre la exaltación y la autoflagelación. Es brillante la visión que da Octavio Paz del tema, a partir de la Malinche.

–Los poetas tienen esa sensibilidad para condensar las cosas e ir a su esencia. El tema de la presencia en América merece una discusión más tranquila. Pero no se puede tratar, por ejemplo, sin hablar del esclavismo, que hubo mucho sólo contando las cifras oficiales.

–Bueno, hay quien defiende el eufemismo de la “integración” española frente al exterminio anglosajón.

–No se llevó a cabo una política de extermino consciente y a gran escala porque la población indígena era la mejor fuerza de trabajo que podían encontrar. Pero yo quería con este tema intentar salir del enquistamiento:no creo que nos tengamos que poner a juzgar, pero fue una conquista y dejó un rastro. No tiene sentido hablar de obra civilizadora, tampoco de genocidio, pero se impone un sistema colonial que transforma un mundo y que se cobra infinidad de víctimas, a través de virus o de barbarie... Y todo esto, a la vez que se daban situaciones muy paradójicas. Desde allí, desde luego, la gente no da crédito a esta especie de nueva legitimación colonial. Tenemos nombres que han trabajado mucho y muy bien este tema como para reducir todo a una serie de lugares comunes.

–¿Qué hacemos con una celebración como la Hispanidad?

–Las celebraciones también tienen su historia, y aparecen y se les da sentido por algo. Tienen el contenido que se les quiera dar, y han variado mucho a lo largo del tiempo. Así que lo mismo deberíamos empezar a pensar en una forma distinta de celebración.

–Un símbolo inspirador, el Monasterio de Santa María La Real en Las Huelgas. En principio, hito de varios episodios “fundacionales” de la idea de España. Pero realmente es un huevo de Pascua.

–Sus abadesas tenían muchísimo poder, nombraban curas, autorizaban a notarios... Se daban el título de domina o dominatrix. Dos mujeres de la familia real enterradas allí lucían ropajes con símbolos y letras árabes, y el propio lugar está lleno de inscripciones en árabe. La historia de España ha sido secuestrada por un visión demasiado simplista, y me gustaría que recuperáramos un poco todo eso que ha sido realmente.

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