Homenaje a los Álvarez Quintero | Crítica

Homenaje a lo 'andalú'

Una de las escenas del montaje.

Una de las escenas del montaje. / IMAE Gran Teatro

Sesión doble la tenida el pasado sábado en Gran Teatro de Córdoba, primero con pase filmado y después representación para ver el homenaje por el 150 aniversario del nacimiento de los hermanos Álvarez Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944).

La producción cumple el propósito fundamental de rendir ese tributo a través de la escenificación de varias piezas cortas, entre ellas los emblemáticos sainetes El cerrojazo, Fea y con Gracia, Sangre Gorda y Ganas de reñir, junto a monólogo en verso Filosofía Alcohólica.

El montaje recrea el trabajo que realizaría una pequeña compañía itinerante: escenografía básica, mobiliario sencillo de encontrar en el lugar de actuación y vestuario trasportable en pocas maletas, unido a visualización del espacio entre cajas destinado al cambio de vestuario y maquillaje conforman la puesta en escena en su intención de aportar verosimilitud y dinamismo.

A esta fidelidad de la propuesta se afilia magistralmente el reparto conformado por Antonia Gómez, Carmen Canivell, Alberto López y Alfonso Sánchez, que en su intento por interpretar a la manera y modo tradicional nos trasportan de manera impecable a un tiempo pasado. Una lealtad arriesgada al prescindir de micrófonos y por momentos ocurrió que parte de sus diálogos no llegaran a todo el auditorio.

Si a ello unimos al típico sector de la sala que pese a innumerables avisos se la trae al pairo silenciar el móvil, convirtieron la experiencia inmersiva en un reto para profesionales y espectadores. Pese a tales objeciones, el público disfrutó y rio de lo lindo con el espectáculo, ofreciendo al elenco su merecido y extenso aplauso.

"Toda reforma del teatro comenzaría por el fusilamiento de los hermanos Álvarez Quintero", dijo con su habitual acritud Ramón María del Valle Inclán, uno de los muchos escritores que fueron radicalmente críticos con la obra de los hermanos de Utrera.

Gustara o no a cierto sector erudito, esta pareja obtuvo lo que todo autor deseaba: tener éxito en su tiempo y poder vivir de ello. Su teatro costumbrista, alegre, desenfadado y plagado de tópicos también es reflejo de una sociedad necesitada de reír y ahuyentar las penurias por un rato. Hoy en día esta fórmula sigue siendo eficaz, de ahí que no podamos restarle mérito.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios