La influencia del flamenco en las artes plásticas y la escultura es la columna vertebral del nuevo libro del escritor y doctor Manuel Concha Ruiz, El Flamenco en las Artes Plásticas. Pintura y Escultura, que se ha presentado en un acto celebrado en la tarde de este viernes 19 de abril en el Rectorado de la Universidad de Córdoba (UCO).

Un acto de presentación en el que, de manera evidente, no ha faltado el flamenco y que ha dado comienzo con la actuación a la guitarra de José Tomás Jiménez. A continuación, ha tomado la palabra el vicerrector de Estudiantes y Cultura de la Universidad de Córdoba (UCO), Israel Muñoz, quien se ha encargado de dirigir el acto y dar el turno de palabra.

El catedrático de Historia del Arte Federico Castro, autor del prólogo del libro, ha glosado la biografía del catedrático de Cirugía Cardiovascular y su extensa carrera profesional en el ámbito de la medicina, pero también su trayectoria vinculada a las humanidades.

"Aunque ya no ejerce como doctor, sí está en activo en la aportación de la cultura", ha destacado. Además, ha recordado que Concha fue uno de los impulsores de la puesta en marcha de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba allá por 1996 –de la que sigue formando parte de su consejo asesor- y también ha hecho mención a su "importante labor como docente" en la institución académica, además de su trayectoria en el Hospital Reina Sofía de la capital cordobesa.

Antes de que el propio Concha Ruiz tomara la palabra, a las tablas del escenario del salón del actos del Rectorado de la institución académica se ha vuelto a subir el guitarrista José Tomás Jiménez, acompañado en esta ocasión por la cantaora Lidia Rodríguez, quienes han ofrecido una magnífica actuación.

Tras un más que ganado y reconocido aplauso por parte de los asistentes, el doctor Manuel Concha Ruiz ha ha presentado su libro y ha desgranado algunas de la ideas más destacadas del mismo. Así, ha subrayado "el mundo maravilloso que representa el flamenco" y ha recordado que el libro está dedicado a Antonio Povedano en el 15 aniversario de su muerte, además de reconocer que ha disfrutado durante el proceso de escritura.

"Creo que muchas personas y algunos aficionados al flamenco no han tenido la ocasión de acercarse a las artes plásticas. Es un tema novedoso y atractivo", ha expuesto.

Amante del cante jondo, durante gran parte de su intervención Concha Ruiz ha citado en numerosas ocasiones al gran pintor Antonio Povedano, quien lo introdujo en el ambiente flamenco de la ciudad a su llegada hace ahora 47 años. Entre otros aspectos, ha destacado que Povedano era capaz de "brindar el grito que el flamenco representa".

Concha Ruiz ha recordado que "el flamenco en las artes plásticas ha tomado en el siglo XX un interés inusitado para pintores y escultores y Povedano fue uno de los pocos capaces de retransmitir cuánto de jondo tiene el flamenco porque supo plasmar el desarrollo que arrastra al cantaor".

Una didáctica intervención

En una didáctica intervención, Concha Ruiz ha detallado la estructura de su último libro, editado por Ucopress. Así, ha detallado que entre las hojas de su manual repasa el desarrollo histórico, conceptual y estético de lo flamenco en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. "Entre 1850 y 1930 el cante jondo pasa por varias revoluciones estéticas y sus primeros contactos con el público fue a través de las tabernas de los arrabales hasta que llega a los cafés cantantes", ha detallado.

Una evolución, ha continuado, con la que "el flamenco salió de su gueto artístico" y por la que "merece más respeto y consideración que aquellos que lo denigran".

Público asistente a la presentación del libro.

En su obra, también alude a los viajeros románticos como Washington Irving, Próspero Mérimée o Renier María Rilke, que con sus pinturas introdujeron el flamenco en Europa; los cafés cantantes, el Concurso de Granada de 1922 y el flamenco en los poetas de la Generación del 27 en contraposición de los de la Generación del 98, ya que había "algunos autores que lo denigraban".

A continuación, el libro profundiza en el desarrollo del flamenco en las artes plásticas a través de una selección de pintores como Gustavo Dové, José María López Mezquita, Gonzalo Bilbao, José Gutiérrez Solana o Ignacio Zuloaga, quien, según ha expuesto, era "un gran defensor de la pintura gitana". 

Concha Ruiz también ha desvelado que en su obra hay hueco para Joaquín Sorolla, aunque tuvo "una visión rápida y colorida del gesto y su vinculación con el flamenco fue circunstancial". Era evidente que el cordobés Julio Romero de Torres iba a estar incluido en este libro porque, según ha indicado el autor, "era una persona muy cercana al flamenco y el cante jondo era su gran amor".

Tras ellos, el escritor llega hasta los años 60 del pasado siglo y ha hecho referencia a un grupo de artistas que "toman conciencia y retoman la idea de hacer exposiciones colectivas de pintores y escultores que se inician con las muestras monográficas en Montilla en 1972 y que se organizaron, con periodicidad bienal hasta 1987 carácter bienal".

Entre ellos, ha citado a Francisco Moreno Galván, Fausto Olivares y sus formas distorsionadas, Carlos Pradal, con su expresionismo lírico y el figurativo de Juan Gutiérrez Montiel. Eugenio Chicano, Gregorio Prieto Muñoz, Antonio Bujalance, Ángel López Obrero y Juan Cantabrana. Juan Hidalgo del Moral y Julia Hidalgo han sido y son los otros artistas vinculados con el flamenco que ha recogido en su libro.

En la obra, además, también hay hueco para la escultura flamenca de la mano de autores como Antonio Campillo, Miguel Moreno, Venancio Blanco y Juan Antonio Corredor, entre otros.

El escritor ha concluido recordando que en libro ha incluido ocho anexos con representantes que "enriquecen el panorama flamenco con las voces de Agustín Gómez, José Manuel Caballero Bonald, Ángel Álvarez  Caballero, Manuel Ríos Ruiz, Luis López Anglada, Manuel Cano y Antonio Gala". 

La presentación ha concluido con una nueva actuación de José Tomás Jiménez y Lidia Rodríguez y con un más que merecido aplauso de los asistentes, entre los que se han encontrado familiares, grandes amigos del autor y dirigentes institucionales, como el diputado de Cultura, Gabriel Luque.